He tenido muchos casos de personas con cáncer que han podido armonizar su espacio, utilizar todos los recursos naturales y alternativos, y sobrevivir con calidad de vida; pero de todos el que más me impresionó fue el de un anciano que ya estaba en sus últimos momentos. Los remedios no lo aliviaban y menos lo curaban y solo esperaba la muerte. Su hija que ya conocía éstas técnicas me pidió que visitara a su padre como último recurso a ver si podía morir con más tranquilidad.
Cabe decir que yo llegué a su casa cuando un sacerdote salía dándole los santos óleos y toda su familia resignada a ver morir al señor. Él ya no hablaba y estaba en un estado deplorable. Aún así comencé a revisar con radiestesia el lugar detectando una radiación electromagnética muy alta en su cuarto, un cruce de líneas muy nocivo que debilitaban su sistema inmunológico y que estaban afectando la salud de su esposa también. Luego del diagnóstico y de tener la información de fechas importantes pude trabajar en el caso.
Regresé a su casa para poder entregar mi informe con las curas. Su familia aplicó al pie de la letra todas las recomendaciones: lo movieron a una habitación más favorable, cambiaron los elementos que no ayudaban a la sanidad del señor y aplicaron las curas del Feng Shui específicas para las diferentes áreas.
Después de unos meses ya caminaba, no estaba en cama y había disminuido al mínimo los medicamentos. Cabe recalcar que esto también fue apoyado con una alimentación propicia y sana.
El señor vivió casi 6 años más con calidad de vida, cuando partió fue porque él lo decidió así, ya que tuvo una pérdida afectiva fuerte que lo sumió en depresión.
Sin embargo tuvo 6 años más con buena vida para felicidad de su familia.